Ya está aquí el verano y con él nuestra noche favorita, la más mágica del año, la noche de San Juan. Es una noche especial donde, cuenta la tradición, se pueden ahuyentar los malos espíritus y dejar atrás todo lo malo para volver a empezar, y los gallegos saben mucho de eso. En Galicia, tierra de meigas, preparan uno de los “cócteles” más antiguos de nuestro país, la Queimada, para purificar las malas energías.
¿Qué vas a encontrar en este post?
¿Cómo se hace una queimada?
Ingredientes que necesitas para preparar una queimada:
- orujo D.O. de Galicia
- 100 g azúcar fina
- 1 corteza de 1⁄2 limón
- unos granos de café
Modo de preparación de la queimada:
- Ponemos en una cacerola honda, mejor si es de barro cocido, el orujo, azúcar, la corteza de limón y los granos de café.
- Removemos con un cucharon, al que dejándole un poco del orujo, le prendemos fuego poco a poco cuidando de que se pueda extender por todo el contenido.
- Removemos lentamente cuidando del fuego, dejándolo quemar hasta que comience a apagarse por sí solo. En ese momento y como colofón de preparación, no te olvides de recitar el conjuro.
Toda buena queimada que se precie, tiene que ir acompañada de su “conxuro” mientras mueves arriba y abajo el brebaje con el cucharón para avivar la llama.
CONXURO DA QUEIMADA:
Mouchos, curuxas, sapos e bruxas.
Demos, trasgos e diaños,
espíritos das neboadas veigas.
Corvos, píntegas e meigas:
feitizos das menciñeiras.
Podres cañotas furadas,
fogar dos vermes e alimañas.
Lume das Santas Compañas,
mal de ollo, negros meigallos,
cheiro dos mortos, tronos e raios.
Ouveo do can, pregón da morte;
fuciño do sátiro e pé do coello.
Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello.
Averno de Satán e Belcebú,
lume dos cadáveres ardentes,
corpos mutilados dos indecentes,
peidos dos infernais cus,
muxido da mar embravecida.
Barriga inútil da muller solteira,
falar dos gatos que andan á xaneira,
guedella porca da cabra mal parida.
Con este fol levantarei as chamas deste lume que asemella ao do Inferno,
e fuxirán as bruxas a cabalo das súas vasoiras,
índose bañar na praia das areas gordas.
¡Oíde, oíde! os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no augardente quedando así purificadas.
E cando este beberaxe baixe polas nosas gorxas,
quedaremos libres dos males da nosa alma e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume, a vós fago esta chamada:
se é verdade que tendes máis poder que a humana xente,
eiquí e agora, facede que os espíritos dos amigos que están fóra.